viernes, 24 de diciembre de 2010

Placenta previa en el embarazo

Placenta previa en el embarazo:
La placenta previa es una complicación del embarazo, que se produce en uno de cada 100 embarazos. Suele darse en el segundo o tercer trimestre, y consiste en un desplazamiento de la placenta hacia la parte baja del útero impidiendo a veces la salida del feto, ya que parte de la abertura del cuello del útero queda obstruida.



placenta previa
Causas del desprendimiento placentario:
Aunque las causas que provocan una placenta previa en el embarazo no se conocen, se sabe que hay factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir este problema, entre ellos destacan:

- El consumo de drogas, incluyendo el alcohol y el tabaco.
- Problemas inherentes a la madre: anomalías en el útero o cordón umbilical, traumatismo abdominal, infecciones del útero, trastornos de coagulación sanguínea, alta presión arterial, etc.

- Problemas inherentes al embarazo: insuficiente líquido amniótico, rotura prematura de las membranas o bolsa de aguas, etc.


- Edad de la madre superior a 35 años.


- Embarazo múltiple (mellizos, trillizos o más bebés)
Síntomas del desprendimiento placentario:
Uno de los principales síntomas de la placenta previa es la hemorragia vaginal. Normalmente suele ser un sangrado indoloro y repentino que aparece al final del segundo trimestre o durante el tercero. Aunque el sangrado muchas veces se detiene por sí solo conviene ponerse en contacto con el médico ya que puede empezar de nuevo días más tarde. En algunos casos, la hemorragia viene acompañada de dolores abdominales, malestar y calambres en el útero. Son pocos los casos en los que puede darse desprendimiento de placenta sin sangrado, aunque podría pasar si la sangre quedara atrapada detrás de la placenta.
Tratamiento de un desprendimiento placentario
El tratamiento que se suele dar a este problema depende de muchos factores entre los que se encuentran: la cantidad de sangrado, el desarrollo del feto, la posición del feto, los partos previos de la madre, en qué medida esta cubierto el cuello uterino por la placenta, etc.
Ante cualquier caso de placenta previa es necesario un control exhaustivo de la madre y del feto para observar si la placenta se acaba desplazando y deja libre la abertura cervical para el parto, si es necesario que la madre guarde reposo en cama o si sigue sangrando y hay que hospitalizarla para realizarle un control más cuidadoso.
Si la madre ha perdido mucha sangre se le pueden administrar transfusiones de sangre. Además se le pueden suministrar medicamentos para evitar un parto prematuro y ayudar a que el embarazo continue hasta las 36 semanas. A partir de entonces, la mejor opción será provocar el parto.
Riesgos para la madre y el bebé
- La madre tiene más probabilidad de que de a luz a través de cesárea, lo cuál es más una ventaja que un riesgo en este caso ya que ayuda a reducir la mortalidad de madres y bebés.
- Un sangrado severo puede provocar que se produzca un nacimiento prematuro con los problemas que ello puede acarrear. Además si el bebé tiene menos de 36 semanas es probable que no sobreviva.
- La madre podría sufrir en el peor de los casos un sangrado profuso, un shock y en última instancia la muerte.
- También hay más riesgo de sufrir infecciones, coágulos de sangre y de requerir transfusiones sanguíneas.
- El bebé podría perder sangre durante el parto si la placenta se separa de la pared uterina.










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